miércoles

El salto cuántico desde Urano

Los modelos de vida uranianos se caracterizan por la rebeldía a la autoridad, las creaciones artísticas de todo tipo, la anarquía frente a los horarios, la individualidad cercana a la excentricidad, las rarezas de todo tipo y, finalmente, el nativo adquiere un severas posiciones defensivas para resguardar su libertario modelo de vida, separándolo de toda mirada extraña. Todo lo que se aleja de su perspectiva de vida, es rechazado con dureza. En apariencia, se había alcanzado una identidad independiente, pero a menudo se transforma en un carácter altanero y rígido (igual que el carácter saturninos), incluyendo además el encierro mental de quien se considera saberlo todo y vivir en la verdad absoluta.

Suele ser complejo desmontar las tesis ucranianas, porque su verdad es la única existente y no están dispuestos a ceder semejante espacio.

Una señal inequívoca de la necesidad de ese salto cuántico es que “no se comparte casi nada”; el nativo, encerrado en su verdad, no se atreve a mostrarse, a expresar lo que siente, a contar sus verdades. Teme que al hacerlo, se desmorone su castillo de naipes y tenga que enfrentarse a la irrealidad de sus argumentos.

Con URANO, las principales fuentes emocionales en las cuales buscar e indagar sobre los conflictos biológicos, son las siguientes:

  • Pérdida de la identidad. No encontrar el sitio en el mundo.
  • Pérdida de los referentes (de la luz de guía) 
  • Sentimientos de soledad por pérdidas bruscas.
  • Ausencia de libertad personal
  • Conflictos por las mentiras recibidas. Miedo a ser sincero
Cuando llega Urano, llega la Verdad. Con ella aparece súbitamente el dolor transitorio, la crisis aguda que te enfrenta a lo que no sabías, de ti o de tu entorno, o que no querías ver. Es implacable. La vida que estabas construyendo se viene abajo; lo que pensabas, no era así; lo que creías, no era cierto, lo que ansiabas, no lo vas a alcanzar. Es la verdad en estado puro y ésta siempre encuentra un hueco, muy amplio, por el cual colarse y, una vez dentro, lo ocupa todo. No se puede mirar a otro lado. La recompensa final será una libertad inesperada, una amplitud de miras casi obligada. Urano trae muchos regalos, pero resquebraja la vida construida hasta la fecha.

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