Esa distancia, esa lejanía del mundo cotidiano provoca tensiones, confusiones, equívocos, mal entendidos. Se dejan las cosas sin hacer o, peor, a medio hacer. Nada se termina por el miedo inconsciente al vacío subsiguiente. Se está “en todo”, cuando la verdad es que “no se está en nada”.
Cuando una persona se encuentra en ese estado, los ciclos se repiten incesantemente. El Alma se encuentra adormecida en los territorios de la nada; se viven alucinaciones cotidianas todos los días, es decir, se experimenta una vida que no es real (con o sin drogas físicas). ¿Cuánto tiempo se puede permanecer en esa situación?, y lo más importante ¿cuál sería la salida?; ¿cuál el salto?; ¿hacia adonde?
Con NEPTUNO, las principales fuentes emocionales en las cuales buscar e indagar sobre los conflictos biológicos, son las siguientes:
- Temor a la soledad.
- Pérdidas de relaciones; sentimientos de abandono.
- Ideas erróneas de aislamiento y separatividad.
- Culpas que conducen al sufrimiento voluntario.
- Dolor por las adicciones al alcohol, drogas, juegos.
Neptuno nos recuerda nuestro potencial de alcanzar la Unidad. No es una tarea fácil, porque cada persona percibe y defiende su propia verdad. El aislamiento se supera con la fe más elevada; las distancias desaparecen con la renuncia al ego; la intimidad individual se fusiona entonces con la mística espiritual. Esos son los mensajes de Neptuno, al que rara vez se escucha, porque nunca está fuera de uno mismo.
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